viernes, 11 de abril de 2008

ENTREVISTA A NURIA GONZALEZ


Nació: En Málaga el 16 de mayo de 1962.
Televisión: Ha hecho series (“Todos los hombres sois iguales” o “¿Quién da la vez?”), concursos como “El rival más débil” o espacios de humor (“La corriente alterna” o “El club de la comedia”).
Éxitos: Ha logrado la fama con Adela en la serie “Manos la obra”; Candela en “Los Serrano” y Clara en “Física o química”.
Currículum: Teatro con obras como la exitosa “5mujeres.com” y cine (“El amor perjudica seriamente la salud” o “Mataharis”).
Premios: Mejor actriz secundaria en el Festival de Cine de Málaga por “El calentito”.
Cuando Nuria González llegó a Madrid traía una maleta llena de sueños y 180.000 pesetas de las de antes en el bolsillo, todo un capital, que gastó en sobrevivir y en ampliar conocimientos interpretativos. Ha pasado mucho tiempo, tanto como para que su carrera se haya consolidado y hoy esté considerada como una de nuestras mejores actrices. Acaba de recibir un premio de la Unión de Actores como mejor actriz secundaria por “Mataharis”. Nuria, actriz todo terreno, es muy conocida por su participación en series de éxito como “Manos a la obra”, “Los Serrano” y “Física o Química”. Ahora, trabaja en el teatro Bellas Artes, de Madrid, en la obra “Carnaval”.
-Las actrices con tantas tablas como usted ¿siguen sintiendo mariposas en el estómago cuando salen al escenario?
-Yo siento todo tipo de bichos en mi estómago, porque la experiencia sólo sirve para estar más inseguro, más picajoso y exigente. Digamos que el hecho de tener tablas implica que la interpretación deja de ser un juego.
-¿Y pasa a convertirse entonces en algo trascendental?
-Sí, pero sin perder el sentido lúdico. He procurado no acomodarme. Al contrario, me he tomado cada trabajo como lo único. Soy la que manda en mi tiempo, la que lo controla. Ser actriz lleva mucho trabajo, casi las 24 horas del día.
-¿Es que no tiene otras prioridades distintas del trabajo?
-En este momento lo que tengo es mucha responsabilidad, porque en “Carnaval” pasan muchas cosas, algunas tan duras como es el secuestro de un niño de tres años. Lo que intentamos es compartir con el público que viene a vernos una hora y media de la vida de otros, se la servimos en bandeja para que la vivan a su vez.
-¿Hay alguna diferencia entre trabajar en una serie o en el teatro?
-A la hora de la verdad, ya sea en el teatro, el cine o la televisión tienes que hacer lo mismo: intentar compartir todo con el espectador. Si eso ocurre, es mágico.
-¿El público español es generoso en los aplausos?
-Muchísimo. Claro, que tampoco sé lo que ocurre en otros lugares.
-¿Debutar en Madrid es como torear en Las Ventas?
-Para mí este momento tiene mucho significado porque la primera vez que actué en Madrid lo hice en el Círculo de Bellas Artes, un edificio que comunica con este teatro. También es un lujo trabajar con la gente que estoy trabajando, con un texto muy bueno y bien estructurado de Jordi Galceran e interpretando a la inspectora María Gerralda.
-¿Cómo es su personaje?
-María es una señora curtida por la vida, que ha tenido los ovarios de formar una familia, tener dos niños y ser una superwoman. Una mujer a la que le pasan muchas cosas y que se enfrenta a los 60 peores minutos de su vida.
-Un texto de súper actualidad, después del trágico desenlace del secuestro de Mari Luz, la niña de Huelva.
-Se trata de la peor situación que puede vivir un ser humano.
-Crecer ante las cámaras, ¿le alivia de los inconvenientes de la fama?
-La cuestión es mantenerse, ir haciendo lo que te gusta; esa ha sido mi filosofía de vida, esa, y no estarme quieta ni un minuto.
-¿Qué hace cuando el teléfono no suena?
-Esperar. He estado quince meses en el paro y me moría a chorros porque estaba llena de prisa. Necesitaba trabajar, reafirmarme como actriz, porque en este trabajo pasa algo muy curioso que puede parecer una estupidez, pero no lo es y es que a veces sientes inseguridad. Por ejemplo, hace un mes que estrenamos esta misma obra en Salamanca, pero de vuelta a Madrid, yo quería empezar de nuevo los ensayos para que no me entrase esa inseguridad.
-¿Por qué decide ser actriz y no cualquier otra cosa?
-Porque un día un amigo me dijo que había un grupo de teatro en un instituto y que necesitaban chicas. Vivía en Málaga, tenía 17 años y me presenté a ver qué pasaba. Me encontré con esto como quien se halla con una moneda de oro.
-¡Menuda suerte¡
-Sí, pero mi historia no es tan distinta a la del resto de los actores que llegan a una gran ciudad como Madrid, sin conocer a nadie y con la necesidad de buscarse las habichuelas.
-¿Qué no ha hecho que le gustaría hacer?
-Muchas cosas, aunque alguna ya la he hecho, como ha sido actuar en el María Guerrero, que es la Catedral del Teatro. Estoy cumpliendo tantísimos sueños seguidos, que estoy procurándome nuevos a toda velocidad.
-¿Para las actrices es más fácil compaginar la vida personal con la profesional?
-Hay veces que es imposible hacerlo, pero hay que intentar ceder para que tu vida no se convierta en un infierno.
-No tiene hijos.
-No he querido tener hijos. No hay que tener motivos claros para negarte a la maternidad. Es más, creo que hoy día, el carné de padres se lo dan a cualquiera.
-¿Con tanta actividad le queda tiempo para disfrutar del amor?
-El amor lo es todo, forma parte de tu vida y está en todo lo que haces.
-No me refería a ese tipo de amor.
-¡Ah¡ ¿Quieres saber si estoy enamorada?-¡Claro!-Sí, lo estoy; tengo todo lo que necesito para ser yo, porque lo importante de las relaciones es no perderte a ti mismo, compartir, ya que todo lo bueno enriquece.
-Dicen que hay más papeles importantes para actrices que para actores.
-No estoy de acuerdo, cuando alguien escribe un personaje intenta escribirlo completo. Después hay que ver si de verdad existen esas diferencias entre lo femenino y lo masculino.
-No le quepa la menor duda que las hay.
-No lo sé. Yo conozco hombres tan meticulosos, tan cotillas, tan limpios…y mujeres tan capaces, valientes y cobardes para el dolor… Yo chillo cuando veo una aguja hipodérmica y a mucha gente le ocurre igual que a mí, independientemente de que sean hombres o mujeres, eso lo sé seguro.
Vía Revista Diez Minutos

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