miércoles, 21 de octubre de 2009

ENTREVISTA: BLANCA ROMERO

-¿Estás satisfecha con tu debut en el cine?
-Ya he visto la película montada y me ha encantado. Sales muy tocado. Trabajar con Tristán Ulloa y Guillermo Toledo fue una maravilla, una nueva familia que está para siempre. Dudo que si hago otra película sea igual. Me cuidaron mucho, se crearon unos lazos fuertes. De las pocas cosas que haces en la vida en las que es todo positivo.

-En la peli te expones muchísimo…
-Cuando Ana, mi personaje, llega a la autodestrucción total y pierde los principios, se la ve tan necesitada de cariño, con tanta soledad y miedo… Me costó muchísimo comerme toda esa mierda y tardé mucho en desintoxicarme. Estuve dos meses llorando por las esquinas, hasta que me lo quité de encima y volví a levantarme con ilusión y buen rollo, como soy yo. Lo pasé mal. Llegué a pelearme con el director porque no me parecía coherente que una persona llegase a esos límites, pero sí la hay, es gente débil.

-¿Cuál es tu relación con Maxi Iglesias en la película?
-Al final de la fiesta, en el after de casa, donde está el infierno personal a flor de piel, ya se perdió el control, superdrogados… Ahí es dónde se ve hasta donde se puede mendigar amor por huir de ti…


-La escena es muy sexual…
-Yo no lo entendí hasta que la vi montada, entendí el mensaje. Cómo Ana llega a hacer un trío con dos desconocidos, ella se queda desnuda en la cama y se ve el pasillo, los dos se van, ya han cogido lo que querían... Durísimo.

-¿Conocer a Maxi te ayudó para grabar esa escena?
-Sí. El otro chico también es encantador. Fue todo muy naif, además estaba allí también la mamá de Maxi, fue todo muy familiar. No es duro porque llevo años trabajando en lencería, haciendo desnudos… Pero si no llega a ser por ese kilometraje que llevo detrás, no lo hubiese podido hacer.

-¿Esperas que esta película tan intensa sea el principio de algo grande?
-Me da miedo. No sé que va a pasar. Si no haré más cine nunca más, o ya no pararé y olvidaré la música. Creo que va a marcar el siguiente el paso. O para quitarme de enmedio o para meterme del todo.

-Ya has recibido críticas otras veces y has salido bien airosa…
-Cuando es personal no pasa nada, pero cuando está tu carrera en juego… Pero me da bastante igual lo que diga la gente.

-¿No tienes curiosidad por lo que dirán los críticos de cine?
-Es que como fue todo tan positivo, y di lo mejor que sé dar, todo lo que tenía, entonces no me quedó ninguna espina. Las críticas serán justas porque di lo mejor de mí. Tampoco me voy a fustigar.


-¿Pero tú cómo te has visto?
-Yo estoy contenta con lo que hice. Sé que estoy muy expuesta por la cantidad de escenas que hay: el trío, la droga… Quien me quiera hundir, puede agarrarse a eso. Tiene donde meter aunque sea un dedo. No es tanto lo que se ve, pero sí deja una puerta abierta. Y eso me asusta.

-Pero esas escenas tienen trucos, ¿no?
-Ellos llevan una malla como de esparadrapo… (Risas). Los besos, en cine, sí son de verdad. En la serie son de mentira, no hay lengua. ¡Que no se le escape a alguno!

-¿Tú prefieres besar de verdad o de mentira?
-En el cine, de verdad. Pero venir aquí todos los días a morrearte… En la serie siempre he llevado fatal las escenas de cama. Es la piel, el olor, la química, no es una cosa ni siquiera moral, sino el rechazo del cuerpo. Es muy jodido.

-Tu carrera es muy variopinta: modelo, cantante, actriz de tele, ahora cine…
-Intento dejarme llevar, que no es fácil. Todos tenemos muchos corsés y miedos, y dejarse llevar así no es sencillo. No sé ni yo dónde me llevará la vida. La música sigue siendo mi gran sueño, he vuelto a grabar en un estudio con Maldita Nerea, y sigo con ese disco en solitario en la cabeza…

-¿Eres una mujer peleona?
-Peleona, sí. Y mantengo los principios que tenía cuando salí de mi casa, por eso he llegado hasta aquí. La libertad sin represión es lo que me ayuda a realizarme.

-Tiene mérito que te empezamos a conocer por tu matrimonio y ahora destacas por tu trabajo
-Eso tiene que ver con los principios de mi casa: el no venderte, el saber qué está bien, lo que puedes hacer y lo que no…

-En tu familia estarán orgullosos…
-Bueno, mis padres son muy tradicionales (risas). Están orgullosos porque sobreviví a todo, pero hubieran preferido que hubiera estudiado, que siguiese casada… La niña si está encantada.

-¿Ella quiere seguir tus pasos?
-¡Me amarga! Se come rodajes enteros, no se queja ni un minuto, está loca por salir… Habíamos acordado que si aprobaba tendría una pequeña trama, pero suspendió así que no pudo ser.

-¿Ahora eres como tus padres? ¿Prefieres que estudie?
-Prefiero que estudie. Cuanto más tarde en probar, mejor. Y que se lo curre, que no le venga fácil.

-¿Es buena crítica?
-La niña está enamoradísima de Cabano, ¡a mí ni me ve! (Risas)

-Has estado en Cibeles… ¿Te pica el gusanillo de la moda?
-Pues no, me dio un poco de pereza. Es un camino ya andado. Quizá un día, por algo especial, pero no, ya está hecho.

-¿La profesión de actriz es más dura que la de modelo?
-No. La de modelo es mucho más dura: pasas más frío y hambre, te cuidan menos, estás más sola… Es más frívola, hay mucho menos cariño alrededor. Como actriz, la gente te lo agradece de otra manera. La modelo es muy de plástico, es muy duro.

-¿Te agobia el paso del tiempo físicamente?
-Se nota ya un bajón, aunque te conserves bien. Hay días que te ves el careto y dices ¡ostras!, que ya he entrado en los 30 y se nota. Puedes pensar “me voy a subir un poco el párpado, que lo tengo caído”, pero por ahora prefiero envejecer. Si me tengo que teñir porque me obligan por las canas pues me tiño, pero ni las canas me molestan. Es maravilloso madurar y envejecer. Unas arrugas, un párpado caído, va acompañado de más paz interior y sabiduría. Así que a envejecer, ya nos apañaremos para ligar con más arte (risas).

-¿Cómo te cuidas?
-Hago natación, siempre que puedo hago un par de kilómetros. El gimnasio no me gusta, y la alimentación tampoco puedo cuidarla demasiado. Nadar, dormir y salir, que también viene bien.

-¿Te da tiempo a ligar?
-Estoy libre, sin compromiso, sin novio y sin amigo especial. Cuando tengo tiempo, ya sabéis que candidatos hay, que no perdí las ganas de vivir, pero hoy por hoy me falta tiempo. Cuando tengo, no lo pierdo.

-El Defensor del Menor ha criticado Física o Química. ¿Qué opinas como madre?
-Cada padre tiene derecho a educar a su hijo como quiera. Mi relación con mi hija siempre ha sido muy transparente, no la engañé, sí le oculté cosas que obviamente por edad no debía saber, por protegerla. Pero cuanto menos engaños se encuentre a medida que va creciendo, mejor. Yo, por ejemplo, a mis padres los descubrí cuando crecí. Mi hija ya sabe quién soy. No sé si estoy creando un monstruo, ese riesgo lo corres hasta el resultado final. Creo que cuanto más informados estén y más confianza les des, serán niños más equilibrados. Yo empecé a ser más tranquila cuando más me soltaron, sino iba a peor. Es mi forma de protegerla. Las cosas de la serie pasan en la realidad. Si está informada va con menos miedos, tiene poder de decisión… Así está más protegida, porque vivirlo lo va a vivir igual.

-¿Te paran muchos jóvenes por la calle?
-Y me llaman Irene, que me encanta. Es muy tierno que quieran así a un personaje sin saber nada de tu vida, es muy limpio.

-Hablando de Irene, está cometiendo otra vez los mismos errores con Thomas…
-Pero ahora es todavía más patético, porque lo hace desde la madurez. Ese patetismo da lugar a la comedia.

-Quiere a toda costa una relación más libre…
-Esa libertad me hace cometer un error grandísimo. La fobia al compromiso la lleva a eso. Esta vez va a más. Cuando juego con él, pierdo yo.

-¿Le has cogido cariño a Irene?
-Sí, porque además cambia mucho, como todas las mujeres se deja influenciar mucho por el novio que tiene al lado. De Isaac a Thomas hay un mundo, y eso se nota en el personaje.

-¿Qué te parece la evolución del personaje?
-Todavía no llegó a ninguna meta, sigue perdida y tratando de sacar la cabeza.

-¿Tendrá otro affair con Cabano?
-No. Ahí quedó todo, ya es demasiado.

-¿Vives con expectación los datos de audiencia?
-Sí, siempre preguntamos, te entra un cierto nerviosismo. Por mucho éxito que tenga, nunca se sabe por dónde va a soplar el viento.

.
Vía Teleprograma

No hay comentarios: